Traducción de la nota aparecida en el periódico alemán “Frankfurter Allgemeine Zeitung” sobre el estado de la gestión de conflictos en España

La siguiente reseña periodística es inventada, pero busca generar algunas reflexiones en aquellos que ejercemos como mediadores y operadores de conflictos: Si queremos promover la mediación, qué es más persuasivo: ¿comentar lo que hacemos los mediadores y los beneficios de la mediación o hablar de la realidad distinta y mejor que podemos generar en los demás y, en última instancia, en la sociedad? Porque, como dijo George Lucas, «nada se hace sin que antes se imagine».

 

«España ha pasado en muy pocos años de ser uno de los países de Europa con una tasa de judicialización de las más altas a tener una de las más bajas. Este cambio sorprendente se ha debido a una serie de factores. Uno de ellos es que la mediación ha cobrado un gran auge y está siendo utilizada en el ámbito intrajudicial pero sobre todo en el extrajudicial. Las estadísticas indican que de cada diez asuntos que se someten a mediación en España, en siete se llega a un acuerdo, evitándose así la contienda judicial.

Probablemente muchos de los asuntos que se someten a mediación nunca hubieran ido a juicio, pero, así y todo, el Ministerio de Justicia español indica que la tasa de juicios ha disminuido un 30% en los últimos tres años, fecha en la que entró en vigor la Ley de Mediación Prejudicial Obligatoria, que requiere que, antes de iniciar un juicio de contenido patrimonial, las partes en disputa concurran al despacho de un mediador, sin estar obligadas a negociar o acordar.

En una reciente entrevista, el Ministro de Justicia español y uno de los impulsores de la ley de mediación referida, ha indicado que el éxito de la gestión extrajudicial de conflictos se debe a tres factores.

En su opinión, el primero ha sido garantizar la intervención de mediadores del más alto nivel. “Para poder ser mediador e intervenir en los procesos de mediación prejudicial obligatoria, es necesario acreditar una muy buena formación teórica y sobre todo práctica y, además, aprobar un examen muy exigente, en el que los candidatos tienen que demostrar que están en condiciones de conducir un proceso de mediación. Por ello, creo que hoy podemos presumir que nuestros mediadores están entre los mejores del mundo. Los resultados así lo avalan”.

El segundo factor ha sido incluir a los abogados en los procesos de mediación. “No ha sido sencillo”, dijo el Ministro, “al comienzo teníamos toda la corporación de abogados en contra. Veían en la mediación una enemiga que les quitaría trabajo. Incluso muchos mediadores veían con malos ojos que los abogados participaran en las mediaciones. Pero estábamos convencidos de que los abogados no son sólo expertos en juicios sino que también pueden ser grandes negociadores con capacidad para crear soluciones distintas a las que brinda juicio. Por ello, cuando impulsamos la Ley de Medición Prejudicial Obligatoria, establecimos como requisito que las partes deben concurrir al despacho del mediador junto con sus abogados, quienes a su vez deben haber acreditado al menos una formación básica en negociación o derecho colaborativo. Quiero destacar que hoy en día la mayoría de los abogados no sólo no cuestiona la mediación sino que la tiene incorporada en su práctica profesional como una herramienta más para facilitar sus procesos de gestión de conflictos”.

El tercer factor citado por el Ministro ha sido la educación. “Desde que en las escuelas e institutos implementamos la enseñanza de habilidades para la  gestión de conflictos en forma pacífica y consensuada, las denuncias por acoso escolar han disminuido año a año. También hemos efectuado convenios con la mayoría de las facultades de derecho para que incluyan negociación, mediación y derecho colaborativo como materia de grado, por lo que nuestros nuevos abogados ya no se perciben sólo como expertos en leyes y juicios sino también como expertos en gestión de conflictos que pueden ofrecer y utilizar distintas herramientas en función de las necesidades de sus clientes.

Preguntado por los costes de implementación, el Ministro destacó que ese no fue el obstáculo más difícil para resolver. “Antes de impulsar la ley de Mediación Prejudicial Obligatoria hicimos un estudio exhaustivo para ver cómo funciona y qué resultados produce la mediación en otras partes del mundo, por lo que sabíamos que si hacíamos las cosas bien podíamos contar en un plazo breve con una disminución de entre un 20 y un 35 % de juicios, lo que es un ahorro muy significativo, mucho mayor que la inversión requerida para este proyecto. Además, ya contábamos con buenos mediadores y entidades formadoras de mediación. Simplemente tuvimos que fomentar formaciones complementarias para lograr tener mediadores en la cantidad y calidad que requeríamos. Y, por supuesto, también hemos tenido que fomentar la formación de abogados en técnicas de negociación o derecho colaborativo para que puedan participar junto con sus clientes en las mediaciones, pero por suerte hemos podido contar con el apoyo de la mayoría de los colegios profesionales. Quizás el mayor coste ha sido implementar esta forma de gestionar conflictos en las escuelas e institutos, pera aquí también hemos tenido mucha colaboración desinteresada por parte de diversas instituciones de mediación”.

Finalmente, el ministro terminó su exposición aclarando: “Puede parecer raro, pero lo que más nos costó en su momento fue convencer a los interesados de que esta realidad que tenemos hoy era posible”.

Peter Müller, corresponsal en Madrid. 14/10/2021

 

Lo anterior es un ejercicio de «visión». Una realidad que no existe pero que, por un lado, es o puede ser atractiva (porque es superadora de la realidad actual) y, por el otro, es posible.

Creo que uno de los motivos por los que la mediación no está teniendo todo el desarrollo que podría se debe a que por un lado los mediadores no estamos comunicando bien qué es lo que podemos producir con la mediación y, por el otro, tampoco terminamos de creer(nos) que es posible avanzar hacia una realidad mejor. Nos quedamos en las dificultades presentes y nos cuesta ver más allá.

Pues bien, quizás una forma para cambiar esto es hablar menos del camino (lo que hacen la mediacion y los mediadores) y más de la meta y los resultados, ayudando a imaginar una realidad mucho más atractiva que la realidad de hoy en día. Y es que una visión atractiva genera un impacto emocional, mucho mayor que las consideraciones racionales. La visión atractiva es la que en última instancia va a hacer que la gente quiera ir a ese lugar.

Tener presente que todo lo imaginado en esta «visión» ya existe y está implementado en distintas partes del mundo. No he inventado nada, ni siquiera las estadísticas.

Entonces, asumiendo que esta – u otra – visión es atractiva y posible, ¿que nos impide ir hacia allí?

Por ello, mediadoras y mediadores, propongo que empezemos a generar visiones de futuro, a hablar de ese mundo que es mejor, como resultado de la mediación y demás formas de gestión autocompositva de conflictos; comentemos cuál sería el resultado tangible si aplicamos aquello que sabemos hacer. Hablemos de esa nueva realidad como algo posible (aunque hoy parezca difícil). Dando por hecho que va a existir, porque además de posible, vale la pena y nosotros estamos comprometidos para lograr el cambio. Vuelvo a lo que dijo Gerge Lucas: «nada se hace sin que antes se imagine».

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