Artículo: ¿Por qué no hay más mediaciones? O: Nada se hace sin que antes se imagine

A continuación transcribo mi artículo aparecido en la publicación on-line «Kiosko» de la Asociación Madrileña de Mediadores (www.kiosko-ammediadores.es/no-mas-mediaciones-nada-se-sin-se-imagine/)

Kiosko AMM

Por qué no hay más mediaciones? O: Nada se hace sin que antes se imagine

 ¿De quién es la culpa?

Es frecuente que los mediadores nos quejemos de que en España se hace muy poco uso de la mediación. Y lo atribuimos a varios factores, entre ellos al insuficiente apoyo institucional, al rechazo una gran parte de los abogados y a una cultura latina muy emocional y poco proclive a la gestión negociada de conflictos.

Es incuestionable que si tuviéramos más apoyo institucional y los abogados fueran más proclives utilizar o recomendar la mediación, la cantidad de mediaciones aumentaría sensiblemente. Pero: ¿de quién es la culpa de que esto no sea así? ¿Tenemos los mediadores alguna responsabilidad en que la mediación no reciba más apoyo y difusión? Yo creo que sí.

Si queremos ganar aliados que apoyen y difundan la mediación (p.ej. las instituciones), primero debemos – los mediadores – dar algo a cambio. Dicho de otra manera: comprometernos con la producción resultados concretos a través de la mediación. Algo que, con algunas excepciones, no percibo que esté ocurriendo. Hablar en forma imprecisa de “mejores acuerdos”, “reducir la litigiosidad”, “ahorros de tiempo y/o costes” no resulta convincente para aquellos que no están iniciados en la mediación. Sería mucho más convincente comprometernos resultados concretos, medibles y atractivos, p.ej. «reducir los litigios en por lo menos un XX%”, “obtener un XX% de acuerdos”, “una alta satisfacción de las partes con el proceso y los resultados en el XX% de los casos”, etc. Por supuesto que mientras mayores y mejores sean los resultados que nos animemos a prometer, más atractiva será la mediación para quien no sea mediador.

 

Mediación y resultados

La pregunta es entonces, ¿por qué la gran mayoría de los mediadores (incluyendo la mayoría de las personas que lideran el proceso de instauración de la mediación en España) evita comprometerse con la producción de resultados concretos? ¿Es porque no es posible medir los resultados o porque no creen que sea posible producirlos?

Respecto de la posibilidad de medir los resultados que produce la mediación, no cabe duda de que sí es posible. Valga como ejemplo los múltiples criterios que utiliza el estado de Baja Sajonia, Alemania, para medir los resultados de su mediación intrajudicial:

  • satisfacción de las partes con el proceso de mediación
  • satisfacción de las partes con los acuerdos alcanzados
  • satisfacción de los abogados con el proceso de mediación
  • satisfacción con los abogados con el acuerdo de mediación
  • porcentaje de mediaciones finalizadas con acuerdo

Entonces, si concluimos que sí es posible hablar y medir resultados en mediación, ¿por qué no nos comprometemos con su producción? Creo ello se debe a que, en el fondo, no creemos en que ellos sean posibles en nuestro contexto. Y ello se debe en primer lugar a la falta de visión. Nos quedamos focalizados en nuestra realidad y nuestras dificultades.

Pero si miráramos más allá, veríamos que nuestras dificultades no son tan distintas como las que existen o han existido en otros países y contextos y que, sin embargo han sido superadas. Veríamos cuáles son los caminos que han seguido para ello. Veríamos cuáles son los resultados posibles. Y veríamos también que hay cosas que nosotros podríamos hacer incluso mejor. Y cambiaríamos nuestro enfoque. En lugar de debatir acerca de “hojas de ruta” sin saber muy bien a dónde nos llevan, empezaríamos a hablar acerca de dónde queremos estar y de cómo cambiaría nuestra realidad si estuviéramos allí. Teniendo en claro la meta, el debate acerca del camino sería mucho más sencillo.

Porque si queremos que se destinen más recursos a p.ej. a la mediación intrajudicial ¿qué sería más convincente para el legislador o político de turno: decirle que vamos a ver cómo hacemos para mejorar el +- 30% de acuerdos que se obtiene actualmente en algunos ámbitos o hablar de que no vamos a parar hasta alcanzar al menos el +70% de acuerdos que han alcanzado en Baja Sajonia, Alemania? Es más, ¿qué sería más persuasivo: explicarle la cantidad de acuerdos que se pueden obtener … o cuánto dinero va a poder ahorra el estado a través de los mismos?

Entonces, si queremos que haya más mediaciones y contagiar nuestro entusiasmo al resto de la sociedad y sobre todo a los demás operadores del conflicto, lo primero que tenemos que cambiar es nuestra mirada. Dejar de lamentarnos de las dificultades presentes y enfocar hacia la posibilidad.  O sea, atrevernos a mirar más allá y empezar a imaginar ese mundo distinto y mejor que se puede lograr a través de la mediación en todos sus ámbitos. Un mundo que aún no existe pero de cuya posibilidad y conveniencia estamos tan convencidos que sabemos que, tarde o temprano lo lograremos. Sabiendo que la superación de los obstáculos presentes es posible.

La generación de visiones tiene algunas reglas: son descripciones intensas y detalladas de cómo será la realidad de todos los que estén incumbidos por esa visión al lograrla. Un ejemplo famoso de visión es el discurso “Tengo un sueño”, de Martin Luther King (Jr.). Ese discurso describía una imagen emocionante de cómo cambiaría para bien la realidad los estadounidenses si ya no hubiera racismo.

Esto también se aplica a nuestra mediación. Para logar que coja vuelo hace falta tener una visión atractiva, ya que sin visión no hay compromiso y sin compromiso no hay cambio.

 

Ejemplo de visión de mediación

En mi caso, la transformación de nuestro mundo a través de la mediación que creo posible es la siguiente:

  • Reducción de la carga de los tribunales en más de un 30%, con el consecuente ahorro de costes micro y macroeconómicos que ello conlleva.
  • Tasas de acuerdo superiores al 70 % e índices de satisfacción de las partes con el proceso y los acuerdos superiores al 80%.
  • Abogados que abrazan la mediación por ser un instrumento que les permite negociar con más probabilidad de éxito aquellos conflictos. que no tienen una solución legal adecuada, obteniendo así más ingresos, clientes más satisfechos y más satisfacción profesional.
  • Reducción del acoso escolar en más de un 50%.
  • Mediadores excelentes, prestigiados por los resultados que producen y que por ello están adecuadamente remunerados.

Aclaro que no estoy inventando nada; todo esto ya se ha demostrado en parte aquí y en parte en otros países. No veo ninguna razón por la que debiéramos conformarnos con menos.

Por ello, si hacemos las cosas bien, si los líderes en mediación comienzan a mirar más allá y antes de hablar de “hojas de ruta” visionan metas ambiciosas pero posibles y se comprometen con su obtención, creo que en algunos años podríamos leer alguna reseña periodística como la siguiente:

 

“Traducción de la nota aparecida el 05.05.2022 en el periódico alemán “Frankfurter Allgemeine Zeitung” sobre el estado de la gestión de conflictos en España

 España ha pasado en muy pocos años de ser uno de los países de Europa con una tasa de judicialización de las más altas a tener una de las más bajas. Este cambio sorprendente se ha debido a una serie de factores. Uno de ellos es que la mediación ha cobrado un gran auge y está siendo utilizada con éxito en el ámbito intrajudicial y en el extrajudicial. Las estadísticas indican que de cada diez asuntos que se someten a mediación en España, en siete se llega a un acuerdo, evitándose así la contienda judicial.

Probablemente muchos de los asuntos que se someten a mediación nunca hubieran ido a juicio, pero, así y todo, el Ministerio de Justicia español indica que la tasa de juicios ha disminuido en más de un 30% en los últimos tres años, fecha en la que entró en vigor la Nueva Ley de Mediación. Dicha ley, entre otras cosas, permite desgravar buena parte de los honorarios del mediador. También ha reformado la Ley de Enjuiciamiento Civil sustituyendo el  intento de acuerdo o transacción que se realizaba en los tribunales por una sesión informativa en el despacho de un mediador. Allí, las partes y sus abogados pueden, si lo desean, continuar negociando con la asistencia del mediador mientras se suspenden los plazos procesales, pero sin estar obligadas a llegar a un acuerdo. Otra modificación importante es que al momento de regular la condena en costas, el juez tiene en consideración si, antes de iniciar el pleito, una parte ha solicitado una mediación y la otra parte se ha negado a concurrir.

En una reciente entrevista, el Ministro de Justicia español y uno de los impulsores de la ley de mediación referida, ha indicado que el éxito de la gestión extrajudicial de conflictos se debe a tres factores.

En su opinión, el primero ha sido garantizar la intervención de mediadores del más alto nivel. “Para poder ser mediador es necesario acreditar una muy buena formación teórica y sobre todo práctica y, además, aprobar un examen muy exigente, en el que los candidatos tienen que demostrar que están en condiciones de conducir un proceso de mediación. Por ello, creo que hoy podemos presumir que nuestros mediadores están entre los mejores del mundo. Los resultados así lo avalan”.

El segundo factor ha sido incluir a los abogados en los procesos de mediación. “No ha sido sencillo”, dijo el Ministro, “al comienzo teníamos toda la corporación de abogados en contra. Veían en la mediación una enemiga que les quitaría trabajo. Incluso muchos mediadores veían con malos ojos que los abogados participaran en las mediaciones. Pero estábamos convencidos de que los abogados no son sólo expertos en juicios sino que también pueden ser grandes negociadores con capacidad para crear soluciones distintas a las que brinda juicio. Por ello, hemos trabajado muy intensamente con los colegios de abogados para fomentar su participación activa en las mediaciones, enseñándoles técnicas de negociación y gestión de conflictos y reformando las leyes de honorarios para que su intervención en las mediaciones sea igual de redituable que un eventual juicio. Quiero destacar que hoy en día la mayoría de los abogados no sólo no cuestiona la mediación sino que la tiene incorporada en su práctica profesional como una herramienta de la que se sirve para alcanzar más y mejores acuerdos cuando la vía judicial no es atractiva para sus clientes”.

El tercer factor citado por el Ministro ha sido la educación. “Desde que en las escuelas e institutos implementamos la enseñanza de habilidades para la  gestión de conflictos en forma pacífica y consensuada, las denuncias por acoso escolar han disminuido a la mitad. También hemos efectuado convenios con la mayoría de las facultades de derecho para que incluyan negociación, mediación y derecho colaborativo como materia de grado, por lo que nuestros nuevos abogados ya no se perciben sólo como expertos en leyes y juicios sino también como expertos en gestión de conflictos que pueden ofrecer y utilizar distintas herramientas en función de las necesidades de sus clientes, lo que ha prestigiado su rol.

Preguntado por los costes de implementación, el Ministro destacó que ese no fue el obstáculo más difícil para resolver. “Antes de impulsar esta ley, efectuamos un estudio exhaustivo para ver cómo funciona y qué resultados produce la mediación en otras partes del mundo, por lo que sabíamos que si hacíamos las cosas bien podíamos contar en un plazo breve con una disminución de entre un 20 y un 35 % de juicios, lo que es un ahorro muy significativo, mucho mayor que la inversión requerida para este proyecto. Además, ya contábamos con buenos mediadores y entidades formadoras de mediación. Simplemente tuvimos que fomentar formaciones complementarias para lograr tener mediadores en la cantidad y calidad que requeríamos. Quizás el mayor coste ha sido implementar esta forma de gestionar conflictos en las escuelas e institutos, pera aquí también hemos tenido mucha colaboración desinteresada por parte de diversas instituciones de mediación”.

Finalmente, el ministro terminó su exposición aclarando: “Puede parecer raro, pero lo que más nos costó en su momento fue convencer a los interesados de que esta realidad que tenemos hoy era posible”.

 

Conclusión

¿Queremos que la mediación se instaure? Empecemos los mediadores a visionar ese mundo distinto y mejor que la mediación (y por qué no, otros métodos de gestión de conflictos no judiciales) puede generar. Porque, como dijo el cineasta George Lucas: “nada se hace sin que antes se imagine”.

Por ello, propongo que los mediadores seamos ambiciosos y apuntemos alto. Y que seamos concretos. Hablemos de los cambios se producirían si contáramos con una mediación de excelencia. Hablemos de los beneficios concretos que obtendrían las personas (incluyendo los diversos operadores de los conflictos como p.ej. jueces y abogados) – si aplicamos como es debido aquello que se puede y sabe hacer.

Y, por supuesto, creamos en esa visión. Hablemos de esa nueva realidad como algo posible, aunque hoy parezca difícil. Dando por hecho que va a existir, porque además de posible, vale la pena y nosotros estamos comprometidos para lograr el cambio.

Ya que la realidad de nuestra mediación nunca será mejor que la que nos atrevamos a imaginar.

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