La ecuación del éxito: R = E * C

El coaching es, en esencia, un proceso que busca que la persona coacheada mejore su desempeño y obtenga resultados que por sí misma no está pudiendo alcanzar.

La producción de resultados está ligada en forma directa a dos factores: la cantidad de energía que dedicamos a algo y la calidad y cantidad de recursos que disponemos para ello. Por ello, podemos hablar de la siguiente ecuación:

RESULTADOS = ENERGÍA * COMPETENCIAS

En consecuencia, el proceso de coaching se hace cargo de que la persona coacheada pueda obtener más y mejores resultados apuntalando estas dos áreas.

1. Energía: Para maximizar la energía, el coaching trabaja en dos direcciones: aumentar la tracción (p.ej. la motivación) y a su vez quitar los frenos (p. ej. miedos, procrastinación).

– “Tracción”: Para aumentar la motivación, el coaching cuenta con varias herramientas, p.ej. visualización de resultados. Pero lo primero suele ser identificar los compromisos que tiene esa persona. Con “compromisos” nos referimos a los valores, ideas, necesidades y deseos más profundos de una persona que condicionan su forma de observar y actuar. Los compromisos varían de persona en persona y no se pueden modificar fácilmente. El compromiso de un padre con sus hijos es lo que le da la energía para levantarse sin quejarse a mitad de la noche  para consolar a su hijo que ha tenido una pesadilla. Estamos comprometidos con algo cuando no dudamos que lo haremos, cueste lo que cueste. Por ello, la labor del coach será la de ayudarle a identificar sus verdaderos compromisos y, desde allí, utilizar esa energía para generar mayor motivación para alcanzar su objetivo.

– “Frenos”: Lamentablemente, la motivación por sí misma no es suficiente para garantizar el avance. Esta energía positiva puede y suele estar contrarrestada por otras energías negativas como p.ej. los miedos y sobre todo la procrastinación. Por ello, es igualmente importante ayudar a las personas a superar estas barreras negativas de carácter emocional. Para más detalles acerca de este problema y como gestionarlo, ver mi artículo sobre Procrastinación.

2. Competencias: Aquí nos referimos a los recursos que puede disponer una personas para alcanzar sus objetivos en la formas más eficaz y eficiente posible. Esto implica dos cosas:

– “Adquirir” recursos funcionales: la persona identifica los recursos que le ayudarían a ser más eficaz y eficiente y se compromete en su adquisición. Pueden ser aprendizajes pero también recursos de índole material, etc.

– “Soltar” recursos disfuncionales: la persona también identifica qué recursos está utilizando que no le son funcionales. Esto puede implicar modificar creencias y des-aprender conductas que no aportan valor o que incluso alejan a la persona de sus objetivos. Reconocer que se está utilizando recursos disfuncionales y “des-aprenderlos” puede ser proceso difícil y doloroso, ya que suele afectar la autoestima e incluso la identidad de la persona.

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